Pues pienso que soy un agente que colaboro en la socialización de las nuevas generaciones, en la conservación y renovación de algunas partes muy importantes de nuestra cultura o modo social de vivir.
En esta calidad de agente, ayudo a convertir en realidad los ideales de nuestro sistema educativo, tal como los conciben los grupos dirigentes de tal sistema.
Para mí, ser profesor no es una misión existencial semi-heroica; sino una profesión que se ha de ejercer con profesionalismo (preparación, laboriosidad, seriedad, responsabilidad, efectividad); y que me ha de retribuir con recursos para vivir decorosamente, además, con prestigio y reconocimiento en nuestra sociedad.
Como docente de educación media superior he participado en los proyectos laborales de manera comprometida y con entrega, hasta donde mis capacidades me lo permiten.
Me siento satisfecho por haber realizado un esfuerzo, “le eché ganas”.
Pero me siento insatisfecho porque no todos los alumnos egresaron bien preparados o capacitados, muchos desertaron; además de que no todos los programas (de asignaturas o programas de apoyo a la docencia) se realizaron de manera ideal (algunas veces quedaron incompletos o simplemente no dieron los resultados para los que fueron establecidos)
Solamente espero que al jubilarme o retirarme del servicio, no se diga “treinta años de servicio, treinta generaciones de alumnos echados a perder”
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